lunes, 31 de agosto de 2009

REFLEXIONES

“No estamos preparados..”
Daniel Korinfeld

¿Está desactualizada la escuela? La Capital – Mar del Plata



Una frase recorre las escuelas de nuestro país, dicha, entredicha, a media lengua, callada; atraviesa los patios de las escuelas más pobres y también los jardines de las más ricas: “No estamos preparados”, en boca o en mente de maestros, de directores, de profesores, de asesores… A veces de la mano de una serie de irrefutables argumentos en su favor, en ocasiones con un sesgo de justificación o de excusa, en otras, lleva a la búsqueda de razones en contrario y una suerte de autoconvencimiento de que todos los tiempos nuevos fueron difíciles.
Podemos desplegar esta frase respecto de la cual, creo, que podrán confirmar su “actualidad”, desplegarla y sumar los diversos argumentos que la sostienen y los afectos que conlleva. En estas líneas voy a intentar situarla, es decir, tratar de entender que nos dice de lo actual de la escuela.
Las demandas a las políticas en educación que indudablemente atraviesan las prácticas escolares, desde el presupuesto global a los salarios, de las condiciones de trabajo y salud a las currículas, desde las estrategias de formación y capacitación hasta las condiciones edilicias, están articuladas en esta frase; algo de la práctica y de sus variaciones y constantes en diferentes contextos nos señala que el desfasaje al que alude se expresa cuando se trata de afrontar los avatares e incertidumbres que la vida social y las instituciones fragilizadas nos plantean. Es indudable que ciertas condiciones insatisfechas y adversas son vitales para pensar esta idea de lo actual e inactual, aunque, lo subrayamos, no nos referimos exclusivamente al plano concreto y material.
La frase, irrumpe muchas veces con desesperación al afrontar situaciones de extrema vulnerabilidad o problemas que se presentan como inéditos, como nunca antes vividos, ante los cuales la experiencia -en una primera instancia y de modo aparente-, no ofrece líneas de pensamiento y de acción. Situaciones y hechos que se caracterizan por su alto grado de intensidad, conflictos soterrados o poco visibilizados que estallan repentinamente, o aquellos otros que se exhiben descarnadamente, la agresividad y la violencia en acto, la ausencia de mediaciones, la dificultad por descifrar sentidos, tipos de vínculos o “desvínculos” que sorprenden, desconciertan, desequilibran. Condiciones de existencia de niños, de adolescentes y de adultos y modos de relación con lo escolar que efectivamente cuestionan “lo preparado”, es decir, los enfoques habituales, estabilizados en la formación y transmisión institucional.
Es que la escuela ha de vérselas con lo actual y los tiempos que corren -¿acaso con la percepción de una mayor velocidad y creciente aceleración?- que dejan sensaciones de inermidad, indefensión, inseguridad, inestabilidad,
En una sociedad polarizada como la nuestra, las problemáticas preponderantes, en cada polo o sector social tienen sus diferencias - no es menor aquí la desproporción cuantitativa entre los sectores-, y no plantean las mismas urgencias, ni generan las mismas angustias, aún cuando compartan un conjunto de incertidumbres específicamente asociadas a las limitaciones del dispositivo escolar, allí podremos ubicar algo de lo no actual, lo no actualizado que merece ser repensado desde la propia implicación de los educadores.
“No estamos preparados” tal vez sea una frase que como analizador de la escuela, hable de lo que la partícula des, (desactualizada) denota respecto de lo actual: negación, oposición, contrariedad, privación. Convertir esa afirmación en pregunta, nos abre al otro polo de esta tensión, la escuela actualizada, lo activo que obra, que existe, que sucede o se usa en el momento presente, que se pone en acto todos los días con consecuencias y efectos diversos pero significativos para la gran mayoría de los que comparten una parte de sus vidas en la trama escolar.
La escuela prepara para otro tiempo que no es el de hoy, pensar la escuela, imaginarla distinta y mejor, es un tarea que convoca a muchos; lo que hay por transformar, aquello por sostener, lo que es preciso desterrar y lo que está por construirse, implica confianza en el presente, una audacia de pensamiento y acción en el esfuerzo de renovación de sus dispositivos, imaginando, experimentando, diferentes escenarios y vínculos educativos.

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